No sé por qué, mientras limpiaba mi habitación a medias me he acordado de un episodio de no hace muchos días. Y es que íbamos mi adjunto y yo a que él se tragara por segunda vez Van Helsing con el rollo vampírico de palo que le caracteriza y en una de esas me suelta algo así como "Yo quiero una novia de Drácula para mí". Vamos, que de repente se pone a pedirme que me haga malvada y chupasangres. "De puta madre -piensas entonces- lo que hay que hacer por los hombres".
Y es que yo alucino. Él que siempre se me queja de que claro, como es buenecito, pues no le hacen caso, y como a mí me gustan los malos, pues como que me falta un cacho de amor para él. Y ahora hala, me pide a mí que me haga mala. Y no es que me importe, que a mí me encanta ser perversa, pero es que ya una no tiene edad para cambiar. Y si en 20 años no he llegado a ser el sumum de la maldad y me he quedado en triste acólita y practicante sólo de vez en cuando, pues ya como que no.
Y si lo pienso bien, la verdad es que no puedo. Me gusta demasiado el sol como para meterme a vampira. Y los filetes muy hechitos. Me temo que, lamentablemete, va a tener que seguir conformándose conmigo.
Hoy han echado Superman. Qué ilusión. No la he visto, porque he hecho que estudiaba (cosa por otro lado completamente falsa), pero es que Superman en mi preferido entre todos los superhéroes mundiales. A lo mejor es de lo poco que he heredado de mi padre, que cuando vivía su infancia en Venezuela, se gastaba la paga en comics de Superman xD.
No sé, el caso es que me encanta. Sobre todo me gusta Clark Kent, no sé, me pone, no lo puedo evitar. Con sus gafas, intentando hacer de persona normal. Obviamente me gusta más ese Clark modernito de la serie de Las aventuras de Lois y Clark que tiene un cuerpo de estos de alucinar encarnado por Dean Cain. La verdad, no sé por qué es mi preferido, porque a mí no suelen gustar los chicos buenos (a excepción de ti, cariño, vale). Tal vez porque vuela y puede coger las balas con las manos y siempre está enamorado. Y si vuelas te puedes ir de un sitio a otro casi sin querer, y si coges las balas puedes salvar un montón de vidas, y si estás siempre enamorado...entonces estás vivo. Eso sí, a Lois Lane jamás he podido soportarla.
Siempre cuida a su amadísima y está pendiente de ella. El rollo ese protector yo creo que también me llama. Además su padre es Marlon Brando, qué más se puede pedir a un superhéroe, ¿no?.
Como imaginaba, nadie ha dicho nada de mis ojos. Bueno, a lo mejor sí que tenía la secreta esperanza de que alguien reparara en ellos o al menos los nombrara. Ahora mis ojos se pierden en el agobio y la pérdida de vida. Es normal, les toca tragar apuntes durante un mes y no se hacen a la idea. Pues igual que yo, que se confunde un día malo con el principio de un mes terrible, que es peor. Ains lua, si pudiera salir de compras... (y tener pelas para ello, claro). Ains si pudiera bajarme a tomar un cafetito con mi amiga Sandra... Y si tuviera tiempo de ir a la pelu en vez de que mi madre me tenga que cortar las puntas a lo chacho porque de tal largo que lo tengo se me va quedando asqueroso... xD
Pues es una pena, porque a mí me gustan mis ojos. Y eso es un logro, porque tengo una manía de nacimiento que es la de detestar todo lo que tengo en el cuerpo. Pero los ojos no me los quita nadie. Son grandes y míos, y oscuros y pestañosos. Yo que sé, que para una cosa buena que tiene una...
P.D.: Ni siquiera tú, hombrecito mío, has tenido ni media palabra para ellos, que tanto te miran cuando pueden... Jo :_
Medio desnuda y cansada, vislumbro a duras penas el día de mañana, y la semana que viene, y lo que me queda. Con el pelo sucio y la piel seca doy vueltas a mi blog, vacío de nadie y lleno de nada. La tristeza no interesa, ni lo vulgar, ni lo pagano. Y me duele la cabeza, el frío, la ausencia. Me molestan las manos de escribir en vano y me arderían si dejara de escribir. No sé qué necesito. supongo que a ti. Supongo que horas extra en el día. Supongo que ganas de ser algo. Y a veces recuerdo mi ambición, y me pregunto en qué parte del camino se me desprendería del cuerpo. Y a veces recuerdo mi fuerza, y me intento acordar de cuál fue la última vez que la vi. Y trato de recordar mi belleza frente al espejo, pero sólo veo mi reflejo, apagado y descolorido, sin ganas de despertar sentidos.
Hoy he escrito sola. Sin obligaciones y sin intentos de parecer algo mejor. Hoy me ha valido dejar de pensar. Y aquí estoy.
Estoy pocha, pocha de tiempo y de ganas. Pocha de cuerpo y de alma. De responsabilidad y de asco. Y llueve, como no voy a marchitarme entonces. Me marchito como los girasoles cuando no sale el sol, que solo saben mirar hacia el suelo, como las rosas cuando se las encierra en un piso de 60 metros cuadrados como el mío. Y no puedo verle, porque está tan lejos, porque ahora no toca dedicarle mi tiempo. Y no veo brillar sus ojos a mi lado, y me marchito aún más.
Se me caen las hojas, y la alegría y la vida, como se caen los otoños sobre el mundo. Se me echa el mundo encima, y las horas, y los días, y cientos de papeles revolotean a mi alrededor como todas esas lágrimas que se escapan solas. Y me pesa la cabeza, me retumban los segundos del reloj mientras mimetizo mi piel con lo gris del asfalto.
Llegó el momento. Ya no veo el horizonte.
Sé que me expongo a que todos me pongas verde, porque a mi alrededor anda la peña muy asqueada de todo esto, y supongo que igual será allende los mares de mi Madrid.
Pero sí, me he levantado a las 8:30 y me he pegado a la tele hasta ahora, que son las dos y media de la tarde. 6 horas llevo tragando boda. Eso sí, me he quedado dormida unos minutos, supongo que del cansancio ya.
Cuando era pequeña, todas soñábamos con ser princesas, como la Cenicienta y las demás princesas disney. Al menos yo siempre deseé ser princesa, y vivir en un palacio y llevar esos vestidos largos y preciosos... Y por ello, no puedo por menos que emocionarme viendo a las que se convierten en princesas y alcanzan mi sueño de la infancia, y envidiar sus vestidos, y sus diademas de princesas y todas esas cosas.
Ahora ya no quiero ser princesa, obviamente he crecido y me he encontrado con el mundo. Pero ahora, no sé por qué extraña razón, estoy enamorada de las bodas. O supongo que de la felicidad que hay en las bodas, y de los vestidos, y de las sonrisas, y de la ilusión.
Sé que el dinero de esta boda es de todos, y supongo que muchos hubiéramos preferido que s utilizara para algo que mereciera más la pena, para arreglar vidas que lo necesitan, por ejemplo. Pero aún así, no puedo evitar haber visto esta boda y haber disfrutado cotilleando con mi madre los vestidos de todas las invitadas, poniendo verde a nuestro querido ex-presidente y a su amantísima y estúpida botella-esposa y sonriendo con los niños, que eran los más bonitos y entretenidos de todo el perifollo.
Sí, confieso. Me he tragado la boda. Y en principio pensaba ir con mi abuela allí a ver si veíamos algo. Y me ha gustado. Eso sí, la ceremonia un coñazo supino, y el Rouco un impresentable supino también. Pero he sido feliz.
A escasas dos semanas de los exámenes, ya empiezo a sentir en mí el desaliento, la desmotivación, el desquicio, y todo lo que empieza por des- y es negativo. Y con ellos los disgustos y los lloros. Y la ansiedad y los litros de cafeína en vena. Y las noches mal dormidas y la culpabilidad por tener sueño y ser humano. Y el cúmulo de cosas por hacer, y los días que parecen tener 3 horas, y que cada segundo bajo luz natural signifique perder el tiempo.
Adoro aprender, pero no soporto estudiar. Me aburro, me muero el aburrimiento. Y prácticamente nunca falto a una clase, y atiendo, y me siento en la primera fila, y me gusta escuchar a los que saben. Y me esfuerzo en mis trabajos, y salen bien, y charlo con mis profesores y disfruto.
Pero no, estudiar no. Memorizar libros y kilos de apuntes no. Y es lo que debo hacer. Yo sólo quiero aprender, y hacer buenos trabajos, y esforzarme hasta la perfección. Un examen es mierda, muchos nervios y millones de variables que pueden hacerte cagarla. La suerte o la mala suerte siempre en medio. Así no demuestro lo que sé, así sólo escupo teoría sin sentido alguno. Y me jode, porque siempre me quedo por detrás de mí misma. Y me jode más, porque la única que de verdad se evalúa con eso soy yo.
Lo odio.
Me he enamorado. Así de cursi y así de maravilloso. Me he enamorado de quien ya estaba enamorada, pero cada vez que me enamoro es mejor que la anterior. No sé, a veces es como si siguiera teniendo 14 años, cuando todavía pensaba que los amores duraban para siempre y que quien te decía "te quiero" te lo decía porque lo sentía, no porque tuviera unas ganas tremendas de llevarte a la cama. Cuendo, en definitiva, todavía creía en el amor.
Ahora cada vez que le veo consigue que vuelva a enamorarme de él, y a sentir que sigo siendo la adolescente idealista que era. Pero no, ya no amo como amaba entonces.
Él me hace amarle con la risa, con la piel, con los dedos y la mirada. Tengo que amarle con el pensamiento, con el sueño, con cada paso que doy y cada gesto que hago. Me obliga a amarle con el cuerpo, con las lágrimas, con la incertidumbre y la tragedia. Me absorbe y a la vez me deja seguir eligiendo cuándo ser libre.
Y le quiero, y soy feliz.
P.D: El primer día después de separarnos es uno de los peores, no se puede remediar.
Bueno...ya se acabó mi fin de semana de amor (y no sólo de amor) y ahora sí que sí, toca estudiar. Pero, por si no fuera suficiente todo esto, encima he pillado otra maldita cistitis de estas que me matan y mi casa, con mi habitación incluida y no sé si como el foco mismo, se ha llenado de hormigas y bichos varios. Asqueroso.
Parece que es separarme de mi adjunto y me vienen todos los males a la vez. Maravillosas ironías de la vida ¬¬. Así que, cansada y pocha de cuerpo y alma, triste y vencida, pienso en ponerme a estudiar y me entran más males aún.
La verdad es que sólo tengo ganas de despotricar y quejarme, así que mejor vamos acabando el post...
P.D: Me duele! :___(((
-Y tú, eres lo mejor que me ha pasado jamás.-
Soy tan mala que periódicamente tengo la obligación moral de asquearme de mí misma. Soy tan perra a veces como las peores perras a las que haya podido enfrentarme a lo largo de mi vida. Peor que cualquier enemigo que me haya echado en cara, y que haya osado desafiarme. Soy peor que las malas de las películas, que las brujas de los cuentos de hadas y que el lado oscuro de la fuerza. Yo no mato los cuerpos, pero mato los corazones, los destrozo, los aplasto con mis palabras. Con el veneno de mi rabia y mis recelos. Yo hundo las sonrisas en torrentes de lágrimas, machaco las ilusiones y pervierto la ingenuidad. Sé romper felicidades y convertir en podredumbre la belleza.
Por eso, por eso y más, es que soy la más horrible de las malas que habitan este nuestro mundo.
Y de qué sirve arrepentirse después...
Esta noche no tengo nada que decuir ni ningún argumento que defender. Simplemente vengo arrastrando lo de estos días atrás. Soy de las que le dan doscientas vueltas a lo mismo, qué le vamos a hacer. Lo único, que me cabrea que no lean a mi Ka|, con el esfuercito que le está costando escribir hombre. Que unos nacemos escritores -ja-, pero a otros ni siquiera les apetece probarlo.
Y que estoy muerta de cansancio, que me he mareado en el autobús y he tenido que bajarme, que menos mal que iba con mamita-puede-con-todo y me ha podido agarrar antes de caerme entre la multitud de los cien mil que nos apiñábamos en el 32. Y que no para de llover ni a patadas, que no soporto mojarme los pantalones hasta la rodilla pero mucho menos llevarlos pesqueros, que odio los paraguas y a la gente en esta mi ciudad, y que, por lo menos, me pongo Aquí no hay quién viva y me rio un rato antes de irme a la cama. Eso sí, tengo que hacer ochenta trabajos y medio y hoy no he pisado mi casa. Así nos irá amiga Celita...
Con suerte, mañana vendrá mi adjunto, y me tiraré un maravilloso finde de amor de esos que luego te sirven para sobrellevar los exámenes con más ánimos, si es que eso es posible. Ah, y muy importante: llevo tres días a régimen y sigo viva. Eso sí, tampoco es que me prive mucho. Es el problema de mentirse a una misma y hacer como que no te enteras.
Y la pregunta...iremos mañana a ver Van Helsing a la sala 25 del kine antes de que la sustituyan por el guaperas de palo ese del Pitt haciendo de Aquiles, que no se lo cree ni su madrecita?. Lo siento, es que no soporto a Brad Pitt. Tanta belleza se me hace antipática. Orlando Bloom si que me gusta, es mi Legolas preferido, pero está demasiado tirillas para hacer de troyano aguerrido, bueno, de Paris creo que hace. El Eric Bana ese no sé ni quién es, pero seguro que otro waperas hollywoodiense de chusta. Yo es que prefiero a Javier Bardem, que además vive cerca.
Si tenemos suerte, le regalo a mi adjunto la entrada del mata-dráculas, que seguro que así le enamoro más. Yo es que soy de las que prefiero la mala educación, así que tendré que hacer un esfuerzo. Y si no llueve, igual hasta la llevo el coche hasta allí, que vendrá cansadito.
He Hablado.
Es triste hablar de amores que se acaban. Es triste que se disipe un sentimiento tan fuerte y tan grande así porque sí. Da angustia pensar que todo se acaba y que hasta lo más sólido tiene posibilidades de tambalearse. Pienso en ti...y en mí...y pienso...
Yo no quiero amar a otro, pero ¿y si lo hago?. Yo no quiero cansarme de tu risa, pero ¿qué si ocurre?. No soporto pensar que caminas junto a otro cuerpo, pero ¿y si sucediera?. Yo no quiero que tú me abandones, ni que yo huya, ni que nada nos toque. Yo sólo quiero estar a tu lado hasta que me canse de la vida, hasta que los días sean ya demasiado largos porque mis ojos no alcanzan a verte. Quiero estar contigo cuando nuestras voces pequeñas crezcan y nos dejen, hasta que el sol se haya puesto tras de nosotros, cuando el mundo deje de ser mundo para ser cenizas. Quiero seguir despertando a tu lado cuando no queden ojos abiertos, y acariciando tu pelo cuando las noches se pierdan.
No quiero separarme de ti. no deseo escuchar más historias tristes sobre amores que se acaban cuando parecieron eternos. No quiero historias nuevas, ni necesidad de recuerdos.
Te quiero a ti. A ti conmigo.
Tú estabas hecho a la medida de mi cuerpo... (De "Hiroshima mon amour")
P.D.:Tú.
Reconozco que no soy fácil de entender, ni de soportar. Soy consciente de que mi complicación se basa en que no soy, ni quiero, ser como los demás. A la vez sé que tampoco soy muy diferente a todos. Pero todo eso es lo que me hace especial, y aunque a veces pienso en que debería cambiar, sé que en el fondo me gusto así. Si cambiara sería por los demás. Y ya estoy harta de que los demás me obliguen a cambiar.
Tal vez mi problema, o sólo uno de ellos, sea que me gusta demasiado la sinceridad. No con cualquiera, pero sí con los que quiero. No soporto la mentira ni la hipocresía. No soporto la falsedad.
La mentira es como un monstruo oscuro y sucio. La mentira y la falsedad son el refugio de los cobardes. Y si yo siento que me mienten, que me toman el pelo, mi maldita autoestima se me escurre aún más entre la piel. Y es que en vez de odiar, lloro. Seguramente ese será otro de mis grandes problemas.
Hoy es un día gris y mojado. Lleno de mis lágrimas y de lluvia. Un día de los que lloro sin saber por qué pero reconociéndolo en el fondo. De esos en los que siento que a mi alrededor nadie me quiere mientras que yo quiero a todo el mundo. Ideas irracionales las llamamos en psicología. Sé que tengo que luchar contra ellas, pero creo que se me han acabado las armas.
Ahora, ya sólo me queda la indiferencia. Y todavía tengo que aprender a no dejar de sonreir aunque me esté pudriendo por dentro. Tal vez así no vulevan a dejar de quererme.
P.D.: Hoy es tu cumpleaños, sí, tu primer cumpleaños desde que nos conocemos que no he pasado contigo, que no te he comprado una rosa, o una tarta, o un beso. No creo que me eches de menos. Pero tú lo has querido así. Y yo también.
Este ha sido mi último fin de semana de relax. Ahora tengo que empezar a fingir que estudio, a pegar mi vida a los apuntes y a los libros, a los trabajos y los nervios. Tengo que empezar a tomar vitaminas y a tratar de comer menos, porque poco a poco me estoy enfocando peligrosamente. Socorro!
Otra vez me darán periódicamente ataques de mal humor enfervorecido y me inventaré nuevos improperios que gritarle a cualquiera. Dejaré de ser persona para luego renacer de mis propias cenizas en los soleados días de verano y vacaciones merecidas. Y me embarcaré en esa aventura de estudiar un año fuera de casa, en mi Granada, donde seguramente me volveré más loca de lo que ya estoy y acabaré detestando el acento granadino.
Y así, poco a poco, van pasando los días, los meses, y mi vida. De lejos y de cerca. Sin quererlo pero sin poderlo evitar. Persiguiendo a saltos esa felicidad que todos deseamos conseguir algún día, pero que parece que nunca está completa. Quién sabe adónde llegaremos.
Vaya fin de semana...mucha fiesta y poco -llamémosle poco por no decir absolutamente nada- estudio. Luego vendrán los lloros. Claro.
Nota: Pasaros por el blog de Ka|, que se está esforzando mucho y no se ve recompensado. Le está quedando muy bien.
Muerta. Esa es la palabra que me define ahora mismo. Y como siempre, la frase: "No vuelvo a beber". Obviamente mentira cochina. Y lo peor es que ahora me espera otra noche igual...y una maceta de ocho litros de calimotxo enfrente... Me estoy haciendo mayor. Ya no puedo salir dos días seguidos sin sentir que cada uno de mis órganos tiene ganas de explotar. Con lo que me gustaría a mí quedarme ahora en casita tranquilitamente...
Bueno, allá vamos.
La música tiene poderes. En la soledad de la noche te ayuda a sentirte más solo, y, si lo desea, sabe levantarte el ánimo en cualquier situación.
Es de noche y me pego a la radio, haciendo recuenta de todos los momentos del día, intentando evocar cada error y cada acierto, cada sonrisa. Ahora necesito música suave que me permita pensar a gusto y a la vez no dejar de escucharla. Y el locutor me habla a mí, solo a mí, con su voz espesa y tibia, ayudando a la conciencia traicionera a revolotear alrededor de todos mis momentos.
La noche es melancolía, y necesito reflexionar sobre todo lo que tuve que hacer y no hice, sobre el tiempo perdido y los minutos desgastados en nimiedades. Un día tras otro, y todos lo mismo. Sentir que se me escapa un día más sin que haya sido completo, sentir que le falta todo y no saber exactamente el qué.
Así son mis noches, lamentos y promesas a mí misma que sigo sin cumplir, ansias de una compañía que siento demasiado lejana y nostalgia de los días en los que tenía imaginación suficiente para imaginarme una vida futura ántes de dormir. Ahora la almohada no me aporta nada más que el alivio del sueño, pero del sueño al que no se sonríe ni que se desea. Sólo un sueño obligado, marchito de edad y cansancio. Aburrido.
Antes amaba las noches, porque me sentía más viva que en el resto del día. Ahora cada noche es como una muerte lenta que no lleva a ninguna parte. Sólo al paso del tiempo. Un día tras otro. Nada más.
P.D: Bluelight, en M-80 de 11 a 12 de la noche.
Y es que las dos somos de Moratalaz. sí, ese barrio de donde también es Alejando Sanz, que por cierto vivía enfrente de mi casa y un día que le vi me di cuenta de lo canijo que era. Elvira tiene su santo, que es Antonio Muñoz Molina, y yo a mi adjunto, que aunque no es escritor consagrado ni miembro de la Real Academia Española, pues tiene su cosilla. Las dos leemos El País (bueno, ella en realidad es que escribe en él) y nos dedicamos a explotar nustros vicios inconfesables con las palabras. Y bueno, si nos ponemos a buscar similitudes, pues las dos somos morenas.
Eso sí, todavía tengo que decidir si me gusta mi estilo de ahora a lo Elvira o me dedico al estilo filosófico existencial que va en busca de la verdad del mundo.
Todo se verá.
((Eso sí que es chungo. Madre mía. Y yo pensando que mi madre no me iba a gritar... ilusa!. He perdido la cuenta de las veces que se me ha calado en lo semáforos. Pero ha sido gracioso, al menos no me la he pegado xD.))
Estoy hecha una perra. Tengo mil cosas que hacer y que estudiar, y me paso la tarde tonteando en el blog con esos afanes de diseñadora de infancia y frustrada en la cutre adultez. Una lástima. :_
Y allá va algo decente que leer en vez de mis aburridos momentos vitales. Es una poesía de Manuel Altolaguirre, perfecta para todos los que se encuentren en un estado depresivo-filosófico-existencial. O simplemente, aquellos a los que le guste la poesía, y sobre todo la de la Generación del 27 como a moi.
Las ausencias
los grandes huecos
el enorme vacío dibujado
por los recuerdos insistentes,
todo está aquí
como cenizas de un gran fuego.
Y dudo de mi vida,
temo ser un rescoldo,
entre tantas miserias
que ni siquiera existen.
Mi soledad,
en esta luz de espanto,
es un nuevo fantasma
sin materia;
es un simple contorno
sin un mínimo alambre
o esqueleto.
Todo es gris.
Nada existe.
Las míseras ruinas
de una triste memoria
que se pierde,
están ante mi vida sin futuro.
Dice una voz remota
que borra el panorama
con su niebla:
«Nunca más. Nunca más.»
Manuel Altolaguirre
Ha sido durante mucho tiempo el himno de mi vida. Mezcla de desesperación, desidia y falta de rumbo.
A veces me recuerda al poema/cuento de Poe, "The Raven" o El cuervo vamos. Siempre era algo así como...
Quoth the raven: "Never more"
Nadie me lee, y estoy empezando a deprimirme. Tal vez formando parte de este momentazo depresivo. Estoy cabreada con mis padres, con mi hermano, con mis amig@s, con mi adjunto, con mis profesores, con mis días, con el mundo.
Es normal que nadie me lea. Escribo lo que no interesa a nadie. A mí. Creo que ni yo estoy interesada en ello.
(Hoy ya he visto las velas en Atocha, sigue habiendo gente que se para a contemplarlas. Y que nunca nos cubra el olvido)
Mayo quiere decir que luego va Junio. Y los exámenes, y mi ansiedad, y las irrefrenables ganas de comer cada segundo y medio, los lloros, los gritos, los desprecios a todo lo que se mueva alrededor... Desesperación académica que se repite cíclicamente pero a la que nadie consigue acostumbrarse jamás. Y si alguien lo ha hecho, que me cuente el secreto, por favor. Intento no perder los nervios, pero, a quién voy a engañar, las neuróticas ansiotrónicas con ramalazos de histeria violenta no nos ocultamos tan fácilmente. Aun así, de momento estoy más tranquila que otras. O más depresiva, que es lo más probable. Tengo la maldita manía de deprimirme cuando llegan los exámenes. Iré avisando a mi madre de que, en breve, tocan lloros y lamentos diarios. Igual así empieza a hacerme más tortilla de patatas. xD.
Quiero mucho a mi mami, se merecía mucho mejor regalo que la warrería que le he comprado en Atocha esta mañana. Ya no he visto velas por dentro de la estación. La tristeza, como los exámenes, va pasando, pero uno nunca se acostumbra. El miedo es el único que no duerme.
Pero dolores mentales aparte, quisiera dedicarle mi post de esta noche a él, porque nunca deja de estar ahí, porque soporta lo insoportable y perdona lo difícilmente comprensible. Porque tiene amor para que me rebose y caricias para que duerma sin miedos. Porque quiere que mi vida vaya con la suya y siempre mira hacia mí, porque calienta mi piel helada de los días perdidos y aparta mi cabello de lugares imposibles. Porque no hay palabras para él y tampoco las necesita. Todo bondad y todo amor, frente a mí, mala, malévola, maquiavélica y malvadamente ambiciosa de seducir lo prohibido. No le merezco, pero ya no sabría vivir sin él.Te quiero
P.D: Tengo que hacer régimen,a ver si repitiéndolo todos los días me animo de una pu..a vez ¬¬.
Ya estoy en casa. Después de 6 horas de autobús, una más que de costumbre gracias a unos bonitos atascos, y dos películas penosillas (al menos el Retorno de la Momia ha resultado más entretenida de lo que pensaba, o puede que fuera el aburrimiento), llego a mi Madrid, lluvioso y sucio, como es él. Antes lloraba, ahora creo que he aprendido a resignarme.
Para colmo de males llamo a mi adjunto, que obviamente se ha quedado en Granada porque entre otras cosas vive allí, y me recibe con un fondo de sevillanas y mucha fiesta. Lluviosa, sí, pero fiesta al fin y al cabo. Hago constar que no soporto las sevillanas, pero no puedo evitar sentir el haberme perdido las Cruces y el pilycrim. No he ido de Cruces y tampoco he celebrado mi año y medio de experimento. Pues vaya.
Tampoco he dormido mucho estos días, sobre todo por mi maldita costumbre de despertarme como tardísimo a las 9:30 de la mañana, a pesar de haberme acostado a las 5. Y me temo que lo más especial que he hecho ha sido echarme algunas partidillas al Tekken 4 y perder en la mitad. Lo de emborracharme a cervecitas y calimotxin en el bar heavylorro de moda no tiene nada de especial, así que no lo cuento. Bueno, y también creo que me he echado alguna odiadora más hacia mi persona.
×Empiezo a desvariar, lo sé. Mañana tengo clase y en Granada es fiesta. Vaya mierda.×
Hoy cumplimos un año y medio de experimento amor mío. No sé (o sí) lo que ha significado para ti todo esto, pero a mí me dio la vida, y me la conserva cuando todo lo demás se me está cayendo a pedazos. No te he comprado nada, y sé que no es propio de mí, pero qué le voy a hacer si mi trabajo de Evaluación me ha comido el mes entero. Cuando llegue a casa ya te dedicaré algo mejor, pero es que ahora vas a volver de comprar el pan y como que no me inspiro.
Ocurre que no me atrevo a coger su coche. Y teniendo en cuenta que fue en un coche como el suyo en el que aprobé hace un par de semanas, pues me preocupa en cierta medida. Ahora va a resultar que después de comer 4 horas de autopista hasta Toledo y vuelta y media, me voy a acojonar por coger el cochecito aquí en Granada. Mi Madrid si que tiene sus webos para conducir y ahora me cago... Soy lo peor. A lo mejor si alguien me prestara un coche de autoescuela con sus pedalitos en el copiloto... Si lo que diga yo, lo peor de lo peor.
Bueno, que le estoy robando el ordenata a mi 'cuñado' y me da verwenza, mucha además. A ver si me va a pegar...
Besitos para todos lo que me leéis (muchas gracias, por cierto).
P.D: Ya ha vuelto el muchacho, con su barra de pan bajo el brazo y cotilleando lo que escribo ;).