Past, present, future

Estoy cansada, muy cansada. Cada vez voy entendiéndolo todo mejor, y cuanto más comprendo, más me cabreo y más alucino.

Hace cuatro años, yo, y mi vida, eran completamente diferentes. Ya no soy adolescente, soy adulta, o al menos en proceso de. Tuve mi época niñata, hice más o menos tonterías, me sentía fuerte y, sobre todo, me encantaba parecerlo.

Dios mío, anda que no hace ya de eso. Si tuviera que arrepentirme de todas mis chorradas, no acabaría nunca. No me vale que ahora me echen eso en cara, no lo acepto. Admito todo lo que sea cierto, pero no me sirve que se me juzgue ahora, en plan juicio final, por cosas de niñata de dieciocho años, en plena crisis de identidad, de recuperación personal, de reconstrucción de daños, y de yo que sé que más. Eso no.

He evolucionado mucho, como evoluciona casi todo el mundo, aunque es cierto que sigo haciendo tonterías y sigo siendo de lo más imperfecta, pero ahora he aprendido a quererme como soy, me conozco mejor, y no tengo ni putas ganas de aparentar nada, ni necesidad tampoco. Todavía siento a veces ganas de reafirmarme, pero eso no es nada malo.

Del pasado se aprende, pero no hay que dejar que controle el presente. Yo tengo claro que sólo me importa el presente, cómo soy ahora y cómo pienso y siento ahora. Y del futuro ya hablaremos...