Poco que contar

La verdad es que para contar tengo poco. Estoy tan aburrida que ni se me ocurre el qué. Me paso las mañanas tragando cotilleos de la mierda de la tele más que estudiando y cuando me pongo a estudiar me quedo dormida del aburrimiento. Por eso me dedico a hacer planes para cuando acabe los exámenes. Aparte de llorar, que seguro que lo tendré que hacer, he pensado que me voy a enganchar al culebrón de la primera para entretener mis sobremesas antes de la siesta, que voy a ir a Granada, a la piscina y a las rebajas. Sobre todo a las rebajas. Que aunque me encuentro sin un duro, seguro que algo puede caer. También voy a quitar todos los pelos de mi cuerpo y a decolorar los que no se puedan quitar, esa tortura china de la que mi padre se compadece tanto cuando me ve por la casa embadurnada de cremas decolorantes y ceras varias.

Y por supuesto, me plantearé firmemente estudiar en serio el año que viene. Eso lo llevo haciendo desde primero de carrera claro, pero ahora que espero empezar cuarto, seguro seguro que es la definitiva (alguien que se lo crea y me dé ánimos, por favor). Y adelgazar, como siempre. Si estuviera delgada llamaba al de Artefoto para que me hiciera un book de esos con los que siempre he soñado, unas fotos bonitas que me sirvan para levantarme la autoestima de vez en cuando.

P.D.: Creo que esta noche he soñado con algo sado. O eso, o es mi imaginación que anda un poco loca. Es me pasa por mirar lo que no debo. Luego mi adjunto se me asusta y claro, no es plan ;P. Además, me queda pensar quién de los dos es el que más manda...