Simple y llanamente, soy subnormal. Y eso para ser flojos. Aún no me he enterado de que todo el mundo va a su rollo y que pocos se interesan por una. Aún no me he dado verdadera cuenta de lo capulla que soy al dejarme el culo por hacer favores a los demás cuando ellos ni se preocupan del tuyo (del culo, claro). El caso es que cuanto mejor intento hacer las cosas, peor me salen y más gilipollas me siento después. Y cuanto más sincera soy con los demás, con más cara de desprecio me miran luego. El caso es que me esfuerzo cada vez más, pero debo tener la idiotez pegada a la nariz (por no repetir el culo) porque siempre acabo igual de chafada. No sé, me estoy empezando a plantear si debo volver a pensar que alguien es mi amigo. Sinceramente creo que no tengo amigos, al menos no como los que a mí me gustan. Así que me quedaré con mamá para siempre paseando de la mano por el centro de Madrid y viendo pelis de Almodóvar y de Hitchcock. O comiendo pizza con Saúl y dejándonos todo el dinero en cerveza y tabaco, aparte de en comida rica.
Siempre me ha gustado pensar que las personas a las que he amado algún día me echarían de menos. Ya no lo pienso.
Desde el sábado pasado estoy en casa. En casa de Madrid, la de mamá, papá, el cognazo de hermano y mi chuchito. Después de casi e meses sin pisarla, me costó hasta reconocer mi cuarto. El caso es que aquí estoy, sólo me queda un día y me ha cundido una mierda la semana. Y he descubierto que eso de cambiar de ciudad me sienta muy mal, porque justo cuando te acostumbras a una te vas a la otra y viceversa.
Total, que me rayo. Para variar un poco.
Estoy rollaza. Estoy rollaza y tengo la regla. Estoy rollaza, tengo la regla y un montón de mierda que entregar en la facultad a la vez. Estoy rollaza, tengo la regla, un montón de mierda que entregar en la facultad y unos compañeros de piso subnormales. Estoy rollaza, tengo la regla, un montón de mierda que entregar en la facultad, unos compañeros jodidamente (añadamos) subnormales y un mejor amigo gallego que se emborracha sin llamarme. Y además tengo una caries nueva, el pelo casi hecho rastas, las piernas flojas y la lágrima fácil, además de unas compresas demasiado cutres del mercadona. Y no tengo fruta.
En definitiva, que estoy rollaza.
P.D: Me estoy convirtiendo en adicta preocupante a las chuches
Me he cargado mi bolso preferido, mi bolso de Grease, intentando arreglarlo con superglue. El maldito pegamento asesino se ha derramado por toda la cara de John Travolta. Intentando quitarlo rapidamente con agua le ha entrado dentro de la foto y se ha quedado empapada, y ahora no sé cómo secarla. Y dándole con el estropajo ese que rasca he dejado la cubierta toda rayadísima.
Supongo que es gracioso, pero yo me quiero morir :__(((((
Ah, también con la gracia he dejado pegamento en las teclas del ordenador y el touchpad este del portátil se ha rayado. Mola eh?