Soy una dependiente emocional. Lo admito sin reservas. Tengo un problemón inmenso que no sé cómo llevar y que me está matando en este momento de mi vida. Y mi dependencia me ha llevado a incubar una pseudodepresión ansiógena, una neurosis de caballo, adicciones varias y un déficit brutal de autoestima, entre otras. Estoy acabando la carrera, y de algo entiendo, pero la verdad es que no me sirve de demasiado ahora mismo.
Mi alter ego es por supuesto Bridget Jones, una tía defectuosa por todas partes, que bebe como una cerda y fuma casi lo mismo, que vive pendiente de lo que marca la báscula y de encontrar un principito azul que le haga la vida más llevadera.
Y Marisa Paredes, en La Flor de Mi Secreto, es como un espejo donde me puedo ver tan reflejada como en el que tengo en mi cuarto... Muy deprimente, cierto.
Dependencia emocional. Suena a chorrada, pero hay que vivirlo para saber la gran mierda que es.
PD: en Enero hay un congreso de estos psicológicos de la muerte sobre dependencias emocionales. Pero cuesta carísimo, y no sé si realmente me abriría demasiado la mente...
Los reyes me han traído tres divinos libros de autoayuda... Ahora me dedico a subrayar partes de Ya no sufro por amor, de Lucía Etxebarría...
Pensamientos de CeLpReiNa en 6 de Enero 2006 a las 11:25 PM